Flor de cerezo,

cae guiada del viento,

libertad sueño.

"Él cazaba Halcones"

Leí el libro y me llegó al corazón, me ha fascinado y quiero compartir unas de las frases que más me han gustado.

(...) es bastante fácil juzgar a las personas, y mucho más valerse de las apariencias para no tener que agotarse conociendo a la gente.

(...), aunque a veces parece que tuviera muchos años más, salvo cuando habla, que te enteras que su edad mental no concuerda con su frondoso cuerpo.

-Tú, míralo, confío en tí.
Así era como normalmente hacía añicos mi corazón.

Los papás generalmente gritan, el mío también lo hacía, pero cuando yo era máas chico y más necio, y no era que bociferara como un rufián; el alzaba la voz y yo me asustaba un poco, Peor, ahora desde los diez o doce años, cada vez que yo hacía algo que a él le parecía muy mal, se le caían los hombros, bajaba la cabeza y se iba al cuarto o a otro lugar, y me haía sentir pésimo.

Más tarde, siempre se me ocurrían frases geniales, pero nunca en el momento adecuado.

¿Entre tu cromagnon y yo? Pues, le tengo alérgia a los estúpidos, no sé si te lo he dicho.

-La fama es una consecuencia- me dijo una vez mi padre-, no es el objetivo, es el residuo y siempre es escandaloso.

(...) le había demostrado a Edián que la demostración de cualquier emoción era una falta de hombría.

-La pereza te va alejar de tus sueños.

-Pero tengo pereza porque tengo sueño.

-Pero no son libres, nunca- insistió Edián-. Cuando son salvajes están expuestos a todo, incluso a que los cacen y los maltraten.

-Bueno, ese es el riesgo de ser libre, ¿no? Yo prefiero ser libre -dije.

-Nada existe sin reglas -dije-, hasta tu corazón debe respetar un movimiento que no decides para que tú puedas decidir sobre el resto de las cosas. La libertad absoluta es imposible. Como dice mi padre, no soy bueno, pero quiero serlo, mientras intente serlo podré darqme cuenta de las cosas que hago en contra.

-Es un imbécil, y los imbéciles me producen urticaria.

-Estas enamorado de mí, ¿no es cierto?
Debí decir que sí, que me derretía cuando la miraba, que el frío me calcinaba por dentro cuando la veía irse con el imbécil de su novio, que una fiebre solitaria me hacía levitar cuando ella sonreía.

Que tu padre tenga miedo, cuando para ti es poco menos que le mago Gandalf, es intolerable.

"Casi lloro, papá, porque tuviste miedo".

"Las alcantarillas de este pútrido gobierno comienzan a inundarlo todo de su pestilencia".

(...) creo que eso es, debería ser más natural, el amor es natural, llega y está allí, no lo has pensado.

Cuando mi madre le informó que sospechaba estar embarazada, él le dijo:

- ¿No es normal que si una esposa deja de tomar las pastillas anticonceptivas se embarace?

Si mi amdre, dice ella, no lo hubiese conocido tan bien, se habría puesto a llorar.

A los cinco me confesé ateo: son todos cuentos, mamá, todo es cuento como La Caperucita, alguien escribió sobre Dios.

"Un secuestro con placas, qué soberbia la de estos miserables".

-Tu padre es más loco que ese loco melómano - me dijo mi madre.

-¿Por qué?
-Lo hizo a propósito, se citó con alguien en ese lugar, sabía que estaría el loco, le pidió que anotara la placa del auto. Sabía que iban a buscarlo, el muy idiota.

-¿Cómo podemos venir del mismo hogar? No entiendo. ¿No serás recogido?

-Todos jugamos, flaco, solo que ahora seria y peligrosamente.

(...), yo sentía que me faltaba el lado izquierdo del corazón y el derecho de mi sonrisa.

Quizá cuando uno pierde a alguien que ama siempre es así y no porque fuera lo único que ocurrió, sino porque los encontronazos o los malos momentos, con el tiempo se tornan irrelevantes, acaban siendo anécdotas que incluso se vuelven graciosas.

Un día le dije: "Papá, tu amigo Julio es feliz, ¿no?, siempre está sonriendo"
Y cuando vino el amigo Julio, mi padre le dijo: "Oye, Gabriel dice que tú debes ser muy feliz, porque siempre estás soriendo".

Lo aborrecí con gran indignación, recuerdo, recuerdo que ardí con furia ante lo que yo sentí que era una traición.

Yo sufría la desaparició de mi padre; el país una conmoción una conmoción política. Una y otra cosa estaban unidas por el azar.

-¿Cómo serás cuando seas adolescente? -me preguntó un día mi padre, dándome besos en la cabeza.

-Como ahora -le respondí. Tenía diez u once años entonces.
-No, no, algo nos pasa en la adolescencia -dijo mi padre-, algo se agudiza tu estupidez o tu brillantez, una cosa u otra, o las dos cosas a la vez.
-¿Seré más estúpido o más brillante cuando sea adolescente?
-Algo así pasa.

-¿Adolescencia?Qué palabra rara, ¿no?
-Sí. Una palabra rara. Creo que se llama así porque se adolece de la falta de madurez, me imagino; porque se sufre ese tránsito físico entre niño y adulto, pero no sólo físico, sino también mental, uno se sabe, o se siente con las mismas capacidades de un adulto, pero no lo es.

Las personas deberíamos aprender de los que fueron brutos para alcanzar con más prontitud la sabiduría.

-No todos los padres son buenos padres -dijo Edián.

-Lo agarramos del pescuezo -dijo Edián-, se lo retorcemos un poco y le decimos que esas cosas no se hacen.

-Tengo un cordero de la pollería -dijo Manuel y agregó: quizá pueda piar.

-No me digas lo que sé, dime lo que no sé...¿crees que estoy jugando? Ahora te preguntas, ¿quiénes son? Quieres saber quién soy yo, ¿no? Te voy a dar una noticia... Si te digo quién soy, ya no tendrás oportunidad de responder a mis preguntas, porque ya no oirán nada, así que antes de que te haga puré los huevos, responde.

La muerte es así, viscosa, se te pega, y como el agua, fluye cuando le dejas un canal abierto al declive.

-(...)Podría dormirte, pero eso te dolería mucho -dijo Manuel.

(...), que no lo perseguía a él, sino a sus ideas.

-(...) conócete a ti mismo. Y para conocerse a uno mismo hay que preguntarse: ¿quién soy?

-¿No le han dicho que los Rodríguez estamos locos?

-(...) Yo soy un pesimista, por eos cuando ocurre algo bueno, me alegro dos veces.

-Cada uno de nosotros, Gabriel, es tantas posibles personas- me dijo mi padre-.